La figura del líder se distingue del jefe por distintas cualidades; asimismo, además de tener un enorme carisma, es capaz de ver y alcanzar sus objetivos, pues desarrolla la visión en sus distintas formas.
MÉXICO.- La figura del líder se distingue del jefe por distintas cualidades, pues existen distintas características que definen a uno. El líder, además de tener un enorme carisma, ha sido capaz de ver y alcanzar lo que otras personas no logran soñar, pues sus habilidades, experiencia y conocimientos son importantes; no obstante, existe un factor decisivo en su figura: la visión.
De acuerdo con el experto Javier Panzano, en las empresas existen personas que impulsan a las empresas y proyectos, esto con el fin de hacer realidad su propia visión.
La visión es la principal cualidad que distingue a un líder, ya que fija exactamente el destino de todo lo que hace y a su vez, le ayuda a interpretar lo que ocurre mientras trabaja para alcanzar su objetivo. Ya que implica inspiración, observación, reflexión e inteligencia: es una auténtica herramienta en el liderazgo.
Asimismo, es menester señalar que existen 8 formas de visión que el líder debe potenciar y entrenar de forma continúa.
Las formas de la visión.
1.- Visión de larga distancia.
Visualizar el destino al que quiere llegar activa el espíritu del emprendedor. La capacidad de mirar lejos le ayuda a afrontar el presente con idea del futuro, ampliar el foco, y detectar diversas áreas de oportunidad; además, diseñar y fijar objetivos para estrategias novedosas.
Es, por tanto, un factor esencial para anticiparse y adaptarse a los cambios que se producen constantemente.
2.- Visión frontal.
Saber hacia donde se dirige la empresa ayuda a encarar el presente con energía y gran decisión. La acción refuerza y también proporciona nitidez a la visión, de esta forma se puede priorizar, gestionar el tiempo con mejor eficacia y solucionar distintos problemas, relacionados con el objetivo final.
3.- Visión interior.
Son pocas las personas que nacen con dotes de liderazgo; y, las cualidades innatas no son suficientes para un buen líder. Para ser uno, es menester cultivar y entrenar nuevas habilidades de forma constante, por ello, es menester resaltar la responsabilidad, actitud de servicio, capacidad para tomar decisiones, integridad, autoridad, residencia, creatividad, espíritu de lucha, justicia, generosidad y autoestima.
Asimismo, una cualidad que nace desde el interior y que es imprescindible: la motivación, ya que el líder se mueve motivado y debe tener una razón que le impulsa a actuar.
4.- Visión lateral.
La mirada hacia ambos lados sirve para conocer quiénes son sus rivales y también quienes pueden ser sus aliados. Las relaciones en paralelo con otros lideres refuerzan el liderazgo si se construyen con verbos como escuchar, comprender, unir, e intentar.
5.- Retrospectiva.
En ocasiones, cuando se avanza, uno tiende a descuidar qué ha hecho. El líder debe tener siempre todo bajo control, identificando los factores clave que le ayudan para conocer la evolución de su empresa; los movimientos de la competencia, y los cambios del mercado y en el entorno.
Qué ha pasado y por qué le ayuda a prevenir cualquiera situación futura; pero, también, le permite reconocer errores y rectificar con el paso del tiempo.
6.- Visión periférica.
La esencia del liderazgo es tener seguidores; además, una mirada amplia, y contar con la empatía que le permita conocer a la gente a su alrededor: características, sentimientos, inquietudes, expectativas, ilusiones y motivaciones. De esta forma, la comunicación con sus seguidores será mucho más eficaz y los vínculos formados serán más sólidos.
7.-Visión artificial.
En la era digital, el líder dispone de muchas herramientas tecnológicas para obtener y gestionar información, comunicar sus ideas, planificar y administrar sus proyectos, además de agilizar la toma de decisiones y crear vínculos con sus colaboradores.
8.- Visión nocturna.
En ocasiones, el panorama pinta negativo, ya sea en época de crisis y de conflicto, en estos momentos no existe información suficiente ni tiempo para tomar decisiones en condiciones óptimas. En esos momentos, el líder debe desarrollar destrezas especiales o un “sexto sentido” que le permita orientarse en situaciones complicadas; la experiencia, la intuición, o la inteligencia formarán parte central en dicho sistema.
Es menester puntualizar que en ocasiones, un líder puede tener una carencia en alguna de estas visiones; sin embargo, con la formación adecuada, es posible mejorar cada situación.