¿Por qué los productos no están hechos para durar?

La Obsolescencia programada está más arraigada de lo que creemos en nuestra vida diaria. Descubre este concepto y cómo te afecta.

MÉXICO.- La obsolescencia programada (o planificada) es un concepto de economía que nació como una estrategia a la hora de producir bienes. 

Con esta opción de negocio, las empresas programan la vida útil de los productos para que sea más corta de lo que la tecnología permite. Así, los artículos quedan desactualizados en poco tiempo y los clientes se ven obligados a comprarlos nuevamente.

Si bien el concepto de obsolescencia programada surgió en la década de los treinta, no fue sino hasta 1954 que se hizo popular.

Obsolescencia tecnológica

Es el caso de cuando un producto que todavía sirve y cumple con su función es sustituido por otro de tecnología más avanzada, que acaba siendo más eficiente que el anterior y, por consecuencia, vuelve obsoleto el otro modelo.

Esta forma de obsolescencia está justificada en el mercado como una consecuencia casi natural del desarrollo tecnológico.

Sin embargo, existen estrategias combinadas de obsolescencia tecnológica y percibida. Se vende la imagen de un producto con lo último en tecnología, cuando de hecho hay poca diferencia entre los modelos nuevos y los anteriores.

¿Hay formas de protegerse de la obsolescencia programada?

Sí. Nuestros hábitos de consumo son los que hacen que se produzca la mayor parte de este gran engranaje de la obsolescencia programada. Y ser más conscientes, consumir menos y, para algunos, elegir qué marcas comprar, puede ser una opción.

Hoy en día, por ejemplo, existen marcas que trabajan contra la obsolescencia programada y cuyo principal objetivo es crear bienes duraderos.

Un ejemplo de ello es la marca estadounidense Patagonia, de artículos para senderismo y camping. Muestran con orgullo en su publicidad imágenes de clientes con artículos de hace muchos años, con marcas de tiempo e incluso reparaciones.

Otro ejemplo es la marca de teléfonos inteligentes Fairphone, que produce dispositivos solo con partes reutilizadas de otros equipos obtenidos de manera legal y ética.

A pesar de ser sostenibles, ambas marcas no son accesibles para todos los bolsillos. Sin embargo, a la hora de realizar la compra, todos, independientemente de la clase social, el artículo o la marca, podemos aprender a distinguir la necesidad del deseo y  reflexionar sobre la necesidad real de compra.

Esto, además de hacernos más conscientes, también nos ayudará a evitar compras impulsivas y evitar trampas de marketing. El medio ambiente te lo agradecerá, y tu cartera también.

Fuente: NU México

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