Estas son las claves para entender por qué subió la deuda de Pemex

La deuda de la petrolera mexicana alcanza niveles alarmantes, mientras los problemas de gestión y el entorno financiero restrictivo complican su futuro

MÉXICO.- En medio de esfuerzos gubernamentales por revitalizar la situación financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex), la compañía estatal enfrenta un nuevo revés en su estrategia.

La deuda de la petrolera ha alcanzado su punto más alto desde 2019, a pesar de los intentos por parte del gobierno federal de amortiguar sus obligaciones y la insistente narrativa de una mejora financiera. 

Con la cifra de deuda alcanzando los 110,509 millones de dólares a finales del segundo trimestre, este salto de casi un 3% en apenas tres meses ha roto la tendencia de disminución en los pasivos, consolidando a Pemex como la petrolera más endeudada del mundo. 

La justificación oficial para esta alza en la deuda es la apreciación del peso mexicano frente al dólar, lo que ha impulsado el "efecto de conversión de las divisas" y ha inflado los números reportados.

Si bien los responsables de la petrolera argumentan que, al considerar el saldo en pesos, se observaría una reducción del 9.8%, los expertos señalan que la mayoría de la deuda está en moneda extranjera y gran parte de los ingresos se obtienen en divisas, minimizando este impacto.

La explicación oficial se queda corta para los analistas, quienes ven problemas más profundos en la gestión de la compañía y en la impactante tendencia al alza de las tasas de interés, impuestas por los bancos centrales para controlar la inflación. 

Estas altas tasas han encarecido el financiamiento para Pemex, limitando su capacidad de reducir la deuda y llevando a una rebaja en su calificación crediticia por parte de Fitch Ratings, así como un cambio en la perspectiva de la nota por Moody's.

La estrategia de refinanciamiento constante adoptada por Pemex se ha vuelto insostenible en un contexto de tasas de interés elevadas, lo que incrementa los costos de endeudamiento cada vez que la compañía busca reemplazar vencimientos con nueva deuda. 

La emisión de bonos y las inyecciones de capital gubernamentales han sido intentos de contrarrestar la falta de liquidez, pero el acceso a financiamiento a precios razonables se ha vuelto un desafío.

Un ejemplo es la emisión de bonos a 10 años con una tasa del 10.375%, casi el doble de la tasa gubernamental.

Los próximos años se presentan como un período crítico para Pemex, ya que debe enfrentar pagos equivalentes al 51.6% de su deuda en los próximos cuatro años. 

A pesar de la posibilidad de una baja en las tasas de interés a nivel global, los analistas advierten que la perspectiva de la compañía no parece cambiar significativamente.

La calificación crediticia en declive y la resistencia a diversificar su estrategia de negocios limitarán su capacidad de acceso a capital y su autonomía para cumplir con sus obligaciones.

La historia de la compañía estatal refleja no solo los desafíos financieros actuales, sino también la necesidad de una revisión profunda de su estrategia y gestión para poder recuperar la solidez que una vez tuvo en el mercado internacional.

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