¿Cómo afecta la inflación a las diversas clases sociales en México?

Expansión acompañó a tres familias con distinto rango de ingresos a realizar sus compras para averiguar de qué manera impacta la inflación en cada caso y cómo hacen frente a este escenario. 

MÉXICO.- La inflación es una realidad que golpea a toda la población; sin embargo, su impacto y afectación puede ser mayor o menor dependiendo del estatus social o económico de cada familia o persona.

El alza de precios en México tocó su nivel más alto desde enero de 2001 y superó las expectativas del mercado al registrar un crecimiento de 8.16% a tasa anual en la primera quincena de julio, informó este viernes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Además, se espera que la inflación toque un máximo en el mes patrio.

En el caso de los alimentos, van 13 meses de incrementos consecutivos en estas mercancías y los bolsillos de quienes tienen menos recursos lo resienten más respecto a aquellos con mejores percepciones.

El 10% de los hogares más pobres en México tiene ingresos de cerca de 3,300 pesos mensuales y destinan más de 50% de éstos en la compra de comida. 

En contraste, el 20% de los hogares con mayores percepciones económicas en el país destina apenas 28.5% de su dinero para comprar alimentos, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020, del Inegi.

En el primer caso, la percepción económica mensual se encuentra por debajo del umbral del salario mínimo y es de la que dependen más personas: cuatro.

El caso intermedio, el ingreso ronda los 35,000 pesos al mes, con el que se sustentan tres personas. Finalmente, la familia con más ingresos percibe hasta 60,000 pesos mensuales, del que dependen principalmente dos personas que se encuentran rumbo a su jubilación.

Enfrentar a la inflación con lo justo

Es martes y la ama de casa Miriam Suastégüi Pérez se alista para ir a realizar sus compras al tianguis de La Campestre, ubicado en la colonia del mismo nombre en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México.

Mientras abordamos el camión de pasajeros que circula tanto por el municipio de Nezahualcóyotl en el Estado de México, como algunas colonias de la Ciudad de México, la mujer comparte que su despensa para la elaboración de su comida la realiza de tres a cuatro veces a la semana, y para ello destina entre 300 a 600 pesos. 

La verdura es lo principal que yo compro a lo largo de la semana, ya que adquiero el tomate, jitomate, cebolla, papas, más que nada”.

“Y si salgo al tianguis, busco las ofertas que también van variando y dependen del lugar, la calidad de la verdura o de la fruta”, expresa la mujer de 39 años y madre de dos menores de edad.

La ama de casa comparte que la inflación la ha orillado a decidir entre un producto u otro, “por ejemplo, si tenía 200 pesos al día, podía guisar una comida completa que consiste en sopa, guisado, arroz y frijol, pero ya con el aumento de precios, o compro el frijol o el arroz, uno de los dos”.

Menos preocupaciones rumbo al retiro

Algunos logran sobrepasar las crisis con menos raspones, tal es el caso de la familia Gómez, cuyo ingreso mensual de entre 50,000 y 60,000 pesos los coloca como privilegiados en México, aunque 95% esté aportado por una persona.

Tanto Daniel Gómez como María Espino son profesionistas, él se desarrolla en el ramo de la arquitectura, mientras que ella es licenciada en Contaduría Pública, aunque ya no ejerce pero sigue trabajando por su cuenta como vendedora.

Aunque la mayor parte del ingreso la el padre de familia, quien ya está dentro del grupo de edad de adultos mayores, la encargada de las compras del día a día es su esposa, esto debido a la disponibilidad de tiempo que tiene entre semana.

La pareja explica que adquieren la mayoría de insumos no perecederos en Walmart y Costco, aunque ocasionalmente visitan Chedaui y Sam’s, por ende, tienen pagadas las dos membresías de las bodegas más grandes. Para los perecederos, prefieren acudir a su mercado local y rara vez visitan a un tianguis, actividad que han dejado de realizar con el paso del tiempo.

Es cierto que hubo una temporada que iba al tianguis, porque ahí se consiguen mejores precios y a veces cosas más frescas, pero la verdad es que ya me resulta muy cansado y mejor me voy por lo práctico”, señala.

Según comparte, las visitas al supermercado son de dos a tres veces al mes, con un gasto promedio de 2,500 pesos mensuales, en este caso, aprovechan la prestación de vales de despensa que tiene Gómez, que cubren una parte de la cuenta. Mientras que las compras de mercado se hacen cada tercer día.

“Parte de que podamos invertir en algunas cosas, me refiero a esta ‘libertad económica’ que tenemos hasta cierto punto, la verdad, tiene que ver con que los hijos (sus tres hijos) ya se sustentan solos". 

"Tienen su trabajo y ellos pagan sus cosas, aunque aún les compramos un detallito o salimos a comer, ya es algo que pasa de vez en cuando. No es como cuando había que pagar escuelas, útiles escolares, ropa, uniformes, comida y transportes. Ya son independientes y nosotros nos preparamos para jubilarnos”, señala la señora María Espino.

Además de las compras relacionadas a la alimentación, hay otros servicios que siguen pagando de manera regular, como una empleada doméstica una vez a la semana, además se encuentran pagando el crédito de la que planean sea su casa de retiro.

De manera general, la pareja señala que la inflación no ha hecho que modifiquen sus hábitos de consumo; sin embargo, sí apuntaron que en ocasiones pasadas en que la economía del país no fue favorable, sí hicieron ajustes para mantener su nivel de vida y ahorrar pese al paso del tiempo y las crisis.

Fuente: ENIGH, Inegi

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